El abuelo Francisco no fue comunista, ni mucho menos, pero vivió en unos tiempos en los que bastaba una acusación de serlo para acabar defenestrado… como poco. Fue secretario municipal de Montenegro de Cameros desde 1912 hasta 1937, en que los caciques decidieron quitarle de en medio. Por algo sería.

Este trabajo resume su vida, pero no es una más (o no es solo una más) de las batallitas del abuelo, sino que contiene hechos que ilustran la sociedad española (al menos la castellana) durante medio siglo. Una gota más en el torrente de alegatos contra la dictadura felizmente pasada. En cualquier caso, una tesela más para los que estén interesados en reconstruir el mosaico hispano de aquellos tiempos y no solo tener una visión somera.

Murió siendo yo muy niño; no tengo ningún recuerdo de él. Pero me temo que, como en tantos otros casos, no me habría contado nada de su asunto; tampoco me lo contaron sus hijos (poca gente hablaba de La Guerra y la inmediata posguerra después de ellas). Pero gracias a que la familia guardó unos cuantos papeles, he podido reconstruir su microhistoria. Otro retrato de gente menuda, pero que ilustra sobre un contexto general en tiempos pretéritos, aunque los caciques (ahora todos demócratas) no hayan desaparecido.