Historia de Vicálvaro

Mi primer libro y colectivo, como todos los demás.  Fue, además, el primer trabajo totalmente de aficionado, sin relación con mi profesión ni puesto de trabajo. El primero hecho por amor al arte y no (o no solo) por dinero: siendo amante (a los profesionales, por la recíproca, les suelo llamar mercenarios; pero no es el momento de prolongar la digresión). Como toda historia local que se precie, empieza en el Paleolítico y acaba en “el futuro”, pero ya no es una de las viejas monografías de campanario al estilo de los antiguos eruditos locales, aunque tampoco es una obra académica. Se trataba de que fuera accesible al gran público, sin una abrumadora cohorte de referencias documentales y bibliográficas.

Es un trabajo de referencia (porque no se ha escrito nada equivalente a posteriori) y ha sido citado algunas veces, pero la utilidad mayor no fue externa si no interna: sirvió de punto de apoyo para el lanzamiento definitivo de la Asociación de Investigación Histórica de VicálvaroVicus Albus”, que lleva más de 40 años en el tajo.

Se hicieron dos ediciones, que se diferencian solo en los prologuistas: la primera, de Juan Barranco Gallardo, Enrique Tierno Galván y Concepción Aparicio Cuevas y la segunda, de Agustín Rodríguez Sahagún. Esto tal vez le interese a algún bibliófilo, pero la enseñanza básica es que los políticos van y vienen, pero la gente de base sigue.

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