Viario histórico de la Comunidad de Madrid
En muchos documentales de la tele (incluso en libros serios) se dice que tal o cual sitio están en “una importante encrucijada de caminos”. Sin conocer la historia de cada uno de los sitios de los que tratan, no puedo afirmar si esa frase es una sinsorgada publicitaria/patriótica o no. Pero sí que hay que plantearse, a priori, una duda: ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué conocimiento tienen los que eso afirman de cuál era la trama viaria del sitio donde se asienta esa localidad antes de que se poblara? Si esa encrucijada ya existía, sí que puede afirmarse que el viario fue un determinante del nacimiento o crecimiento de la localidad; es sería el caso, por ejemplo, de Venta de Baños.
La mayoría de nuestros asentamientos son medievales y no hay la más mínima posibilidad de saber por dónde iban los caminos en los siglos VIII al XII, por ejemplo. Por otro lado, puede darse que estén confundiendo causa y efecto: el poblamiento de un determinado lugar generó la necesidad de conectarlo, con los limítrofes al menos. Y si ese poblamiento es importante es él el que hace que se convierta en una importante encrucijada y no al revés. Por otro lado, no había caminos directos determinados por la localidad de origen y la de destino (como las actuales autopistas): el camino de Madrid a Roma era exactamente el mismo que el de Madrid a Canillejas; los que fueran a Canillejas se quedarían allí y los que fueran a Roma seguirían. [En la página que se ha usado para cabecera del artículo no aparece Canillejas, pero muchas otras fuentes lo indican; el autor no podía citar todas las localidades entre Madrid y Roma y que le quedara espacio para el resto. Rejas era por entonces un pueblo de la Tierra de Madrid cerca de la ribera del Jarama (luego despoblado); hoy un barrio ha heredado el nombre pero no la localización precisa]
Para comprender mejor el territorio donde trabajaba y estudiaba me puse a cartografiar el viario histórico de la Comunidad de Madrid. El procedimiento para viajar en el tiempo en reconstrucciones históricas requiere pasos graduales retrogresivos: para saber por dónde iban los caminos en el siglo XVI antes tienes que saber por dónde iban en el XIX. Esto es así porque no hay cartografía fiable antes del XVIII y a grandes escalas ni siquiera de éste. Cada reconstrucción te puede servir de trampolín para la etapa anterior en el tiempo (posterior en el trabajo), tal como avanzaría un puente retráctil para atravesar un río con muchas islas: paso a paso.
El proceso empezó calcando a mano todo el viario de las primeras ediciones de las hojas pertenecientes a la provincia de Madrid del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:50.000; posteriormente, se redujeron esos vegetales a escala 1:100.000 para hacerlo más manejable y para proporcionar una mejor visión de conjunto (el resultado fueron dos hojas de 80 x 150 cm.) Sobre ese soporte se incorporó la información procedente de dos tipos de fuentes: cartográficas antiguas y literarias. La idea era dejar de lado, como base neutra, los caminos de labor y los simplemente interurbanos. Aquellos que las fuentes indicaban como de largo recorrido se marcaban en una de las siguientes categorías: comarcales, regionales e internacionales.
Las fuentes más antiguas e idóneas eran y son los itinerarios o repertorios de caminos del siglo XVI, como los de Villuga (1546) o Meneses (1576) cuya portada aparece en la cabecera. Junto con los mapas provinciales de Tomás López, alguna ayuda de la Descripción y cosmografía de España de Hernando Colón y unos cuantos más a nivel local, es como creé la propuesta que aquí se presenta parcialmente:
El fragmento arriba expuesto muestra (tal vez demuestre) el postulado inicial: Madrid es hoy una “importante encrucijada de caminos”, pero eso se debe a su importancia como capital desde finales del siglo XVI y al centralismo borbónico. En tiempos de Villuga y Meneses, a nadie procedente de Andalucía o Toledo se le ocurriría pasar por Madrid para ir a Barcelona… o a Roma. De hecho, hoy ya no pasan tampoco, gracias a la M-50.
Mientras que la arqueología es la piedra de toque a la hora de exhumar asentamientos, con el viario esto es prácticamente imposible porque, con rarísimas excepciones, todo el viario medieval y moderno (y parte del antiguo) ha quedado destruido o enterrado por el contemporáneo que sigue su misma traza. Algunas de las excepciones son las grandes vías pecuarias, que, siguiendo su propia lógica dinámica, esquivaban los núcleos de población si era posible.
Camino y colada en Colmenar Viejo
► ¿Qué habría que hacer para mejorarlo? Pues simplemente repetir el trabajo en un soporte digital y, a ser posible, en un SIG. Para hacerlo más interactivo/atractivo, se podría programar una aplicación análoga a la de Cómo llegar de Google Maps. Y si encontrase mecenas en otras provincias, comunidades autónomas y países, llegar así hasta Roma; por ejemplo.