Logos y artes gráficas
El logotipo me parece una de las creaciones más difíciles y meritorias de las artes plásticas (artesanías gráficas, si prefieren). Raramente acaba ninguno de ellos en los museos, entregados a las obras mayores: las del Arte-Objeto-Único. Tiene en mi mente y mi corazón un lugar equivalente al diseño industrial: crear cosas bellas a la par que útiles, teniendo, por tanto, una dimensión mayor que la de los objetos simplemente bellos (de adorno). Está más cerca del pueblo que de las élites. Obliga a abstraer/simplificar (pensar), en vez de desparramar prolíficamente a tu voluntad. Es reduccionista (ver mis comentarios sobre Mahfuz) y minimalista, es decir, que me va como anillo al dedo. Lamentablemente, son pocas las ocasiones en que los hados me han deparado la posibilidad de corretear por este placentero prado.
En cabecera está mi exlibris, que no es obra mía (aunque responde a mi idea): lo crearon (y me lo regalaron) mis amigos de Caligrama (José-Ramón Alvarado Arias, Pedro Magaz Robain, y Federico Manzarbeitia Arambarri), quienes también me ayudaron con el diploma de Theo Francos y la etiqueta del queso.
Aparte de los diseños agrupados en el concepto militancia arriba expuesto, aquí van algunos. Son el resultado de tales ocasiones y todos ellos “de andar por casa”, o sea, hechos para ser usadas en el propio ámbito en el que me desenvolvía en cada momento:
1981: Logo y línea de papelería del Servicio Técnico de Urbanismo de la Diputación Provincial de Madrid.
En aquel momento no nos satisfacía el logo usado por la Diputación y como aquello estaba lleno de arquitectos se decidió entrar en el terreno del diseño; se hizo un mini-concurso interno de ideas y gané yo, que soy un pobre perito agrícola. El logo oficial, además de ser un poco burdo, hacía demasiado hincapié en el punto gordo del centro: la capital. La existencia de esta ciudad era y es un hecho insoslayable, determinante incluso, de la posterior creación de la Comunidad de Madrid. Era esta una provincia que los manchegos no aceptaban, porque intuían que sería como el cuco en nido ajeno; una especie de Distrito Federal un poco amplio que arrastró tras de sí el invento de las provincias de Javier de Burgos y compañía. Excesivamente obvio. Y optamos por una visión más geográfica e integradora: los colores verde y amarillo como símbolo de los territorios de la provincia (sierra/campiña/vegas) y un diseño con líneas oblicuas, simbolizando lo que hoy se llamaría una lectura transversal, es decir, integradora, sin focalizaciones/polarizaciones. Colocar el membrete en la base y no en cabecera a la izquierda, planteaba una ruptura con el pasado que veíamos excesivamente inercial-burocrático (caspas, para que me entiendan). Se empleó en la línea de papelería y en la edición de la documentación para la revisión del Plan General de Ordenación del Área Metropolitana (ver la publicación sobre el medio físico metropolitano)
Primera y segunda hoja con los membretes del Servicio de Urbanismo de la Diputación
1988: Etiqueta del queso El Pequeño Pastor (Liébana)
Nada más lejos de mi mundo que el comercio y la publicidad, pero por aquel entonces tenía estrechas relaciones (casi exclusivamente veraniegas) con Gonzalo Zamora Soler, de Cahecho. Él estaba en el ecuador de su etapa neo-rural, tenía que sacar adelante el queso de sus cabras y estuve encantado de echarle una mano al respecto. La parte operativa del trabajo la hicieron mis colegas de Caligrama (arriba citados), siendo tarea mía, además de captar al cliente, elegir el estilo, el grabado base y coordinar. Una experiencia realmente sabrosa.
Tenderete en el mercadillo de Potes
1994: Carátula del video Avifauna y líneas eléctricas en la Sierra Norte de Madrid ¿Qué hacer?, para el Patronato Madrileño de Áreas de Montaña (PAMAM)
Proteger a la gran avifauna del peligro de los tendidos eléctricos de alta tensión en las zonas de mayor calidad faunística y ambiental fue una de mis tareas cuando era jefe del Área de Medio Ambiente del PAMAM. Y como eso de los pajaritos estaba y está muy bien visto (en general y más concretamente en Bruselas, que eran los que soltaban la pasta) se decidió grabar un video publicitario al respecto. Y como el presupuesto era minúsculo y no daba para pagar a muchos especialistas, tuve que actuar en plan Juan Palomo, incluido el diseño e impresión de la carátula. No sé muy bien si el video sirvió para algo (de ahí que asuma la doble implicación del refrán). Pero son más experiencias, que siempre enseñan y curten.
1996: Folleto para la Asociación de Investigación histórica de Vicálvaro “Vicus Albus”
La maquetación de una portada también forma parte, en cierta medida, de este apartado. Con medios más bien limitados y remedando el estilo literario/editorial del Antiguo Régimen, creé esta portada:
2007: Escudo de armas de la familia Serna-Alvarado-Puerta, de Colindres
Si no han hecho aún el esfuerzo mental, les sugiero que lo hagan ahora, para asimilar esta afirmación: los escudos de armas son logotipos medievales. Según la R.A.E., algo más concisa, un logotipo es un “Símbolo gráfico peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto”. Me dirán que una persona, una estirpe o un título nobiliario no son nada de eso, pero son el equivalente de cuando no había empresas ni marcas: una imagen fácil de identificar y de asociación unívoca con una persona física o jurídica. Inicialmente, la enseña pintada en un escudo era una necesidad militar: normalmente no había uniformes y era necesario distinguir a los tuyos de los otros para saber a quién había que pegarle una lanzada y a quién no. Luego pasaron a las banderas y a ser objeto de identificación/adorno de una marca (persona / título). Y se usaba como los logos actuales, en el frontis de edificios, en membretes y demás. Es fácilmente reconocible la influencia de la heráldica en los logotipos actuales.
Acepten o no esta heterodoxa afirmación, este es el sitio para presentarles el único dibujo heráldico que he hecho, aunque parezca metido con calzador. No se trata de intitularme rey de armas retroactivo, para decidir cuál tendría que ser el escudo de esta familia, es decir, para diseñar. Simplemente, me pareció que tenía que pasar a limpio un dibujillo que encontré en un expediente de hidalguía de un antepasado colateral. No obstante, el diseño heráldico tiene sus normas, muy rígidas a veces; si quieren entender cabalmente el proceso creativo, pueden descargar el siguiente documento:
El conjunto resulta un poco charro: demasiados elementos, esmaltes y metales, en comparación a los de las grandes Casas en la Edad Media. Pero eso no es culpa mía.
2015: Carátula del DVD de la propuesta de edición del libro Chicas de hierro…
A la hora de convencer a cualquiera y más a una editorial, como en este caso, el envoltorio siempre es importante. Claro está, la doble cata ciega es la piedra de toque para todo escrito de carácter científico-técnico, pero lo bien hecho bien parece. Como remate a los siete años de investigación y escritura, no costaba demasiado echarle unas horas a la presentación formal (en texto y DVD). Además “la vanidad es yuyo malo”: me creí que podrían aceptar el diseño y poder presumir luego de una obra integral, en fondo y forma. La editorial, finalmente, usó sus propios criterios y se frustró el intento, pero mi me parece mejor el mío: el convencional color lila del feminismo sobre el fondo negro y monótono de los asalariados del carbón y el hierro fundido. Como verán, el esquema es paralelo al del video de la avifauna; tampoco tengo tantos recursos creativos.